martes, 10 de diciembre de 2013

La música, el sexo y las drogas.


La música es una droga. Sí, habéis leído perfectamente, 
la música es una droga.

       ¡Hoy tenemos sesión doble! Antes de empezar, me gustaría saber si conocéis a alguien que no le guste absolutamente ningún tipo de música. Porque yo aún no he encontrado a esa persona, es más a todo mi entorno le encanta la música y lo que algunos consideramos ruido, otros lo consideran que es la perfección melódica. Pues el porqué al ser tan diferentes esta consigue la misma reacción se encuentra en el cerebro, según la revista Nature Neuroscience.
       Aquí os dejo un pequeño vídeo en inglés sencillito que lo explica muy bien... 


       Y para los que no lo manejéis mucho, os lo resumo. Al escuchar música provocamos que el cerebro segregue dopamina, que es un neurotransmisor que actúa igual que cuando realizamos actividades placenteras, mantenemos relaciones sexuales o comemos nuestra comida favorita. Según V. Salimpoor y R. Zatorre, de la universidad canadiense McGill de Montreal, al realizar un serie de estudios descubrieron que al ponerle música a los participantes (sin letra) sus cerebros secretaban dopamina desde la región núcleo estriado. Este experimento demostró que esto tiene lugar en el momento culminante de la canción, siempre con el mismo procedimiento pero con diferentes valores. Y es que, al igual que la cocaína genera un momento de euforia con alta dopamina, antes o después de escuchar ese momento de la canción también sucede esto, propiciado por la anticipación, las predicciones y la satisfacción.
      Además, como  ya muchos conoceréis, la música no solo tiene resultados "químicos" en nuestro cerebro, sino que produce un aumento de las emociones, de la felicidad, de la creatividad, reducción del estrés, de la ansiedad, del dolor. También ayuda a recuperar a enfermos, colabora con pacientes de síndromes como Alzheimer, Parkinson, autismo... 
      
Como ya os he dicho, la música es placentera para nuestro cerebro e imposible 
desprenderse de ella, así que... ¡A DISFRUTARLA!
       


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